¡Qué hermosa y qué encantadora eres, amor mío, con todos tus encantos!



P r o f e c í a


Día cubierto y oscuro, la solitaria playa súbita. Desnudos sus pies, el profeta camina, sus ojos desconocen la fatiga. La blanca túnica, la espesa barba plateada delata su figura. A lo lejos una isla mágica de diamantes y amatistas. El profeta despeinaba presuroso la arena, escollos estériles y secos encontraba a su paso. El agua gris mancha las rocas. Las algas muertas sorteadas junto al metal de la brisa. Al levantar su vista, una diminuta barca con dos seres fuertes e imposibles, dispuestos hacia la isla. El profeta no halló sus rostros, solo la proa rodeando la virgen isla que guardaba en secreto la castidad quimérica. Súbitamente la barca empezó a hundirse, presurosos los tripulantes remaban entre campanas. Mar agitado. Mar adentro. Mar de sangre ardiente que bombea la vida. Como animal vivo se adentraba más y más la pequeña barca en el horizonte. Todo lo vio aquel viejo profeta frente a la bóveda cobriza. Húmeda la almohada, desperté delirando, los labios impregnados de sal sedientos por un beso.

Elías Lira - Abril 2006


En Un Instante



Y allí estaba yo
sentada en un hoyo negro
esperando que me tocara
la cuota asignada de
brisa de tu boca

Y de pronto sentí ruido de trompetas
(como de música barroca, bien fuerte)

Y en ese instante dije
-me están amando más allá
del silencio y la palabra-


María Inés Zaldívar - 1995

© Dibujo de Jim Edmon. Derechos Reservados



© Sky Falling by Brian Stauffer
AL OTRO LADO

Luz demencial
Catarsis anticipada
Oh DIOS, tu eres el dueño de mis pensamientos.

Nada sería sin Ti
Y soy, y he sido
Creador-amante
en Ti me regocijo.

Abro mi ser buscándote
Te busco entonces y te encuentro.

Amor incesante
Sensación finita
Un río escudriña mi alma.

SEÑOR invisible
Déjame compartir tu único silencio
Morirme en Ti una y otra vez
Al otro lado del profundo Universo.


Elías Lira - Primavera, 2006



© The Business Cycle by Stuart Briers. Derechos Reservados

La tierra giró para acercarnos,
giró sobre sí misma y en nosotros,
hasta juntarnos por fin en este sueño,
como fue escrito en el Simposio.

Pasaron noches, nieves y solsticios;
pasó el tiempo en minutos y milenios.
Una carreta que iba para Nínive
llegó a Nebraska.

Un gallo cantó lejos del mundo,
en la previda a menos mil de nuestros padres.

La tierra giró musicalmente
llevándonos a bordo;
no cesó de girar un solo instante,
como si tanto amor, tanto milagro
sólo fuera un adagio hace mucho ya escrito
entre las partituras del Simposio.

Eugenio Montejo - 1938 Caracas, Venezuela


Noche Oscura


por Elías Lira

Como reza la vieja canción, tenían solo veinte años. Se conocieron una tarde. La atracción no fue mutua. Quizás lo fue. El quedó impresionado de sus ojos deslumbrantes, su amplia sonrisa y sus carnosos labios con forma de albaricoque. Se llamaba Zulay. Esa noche como todas, él confrontaba nuevamente su pasado.

Un bolero de Julio Jaramillo, otro de los Panchos. La vieja rocola sonando. Déme otra quería decir, pero encontraba dificultad en emitir palabra. Una mano hurgaba dentro de un bolsillo buscando monedas para una canción, la otra mano se aferraba a la copa. Alcohol, sudor mezclado y una extraña fragancia femenina reinante hacían recordarla. Sus pensamientos afloraban buscando una salida. ¿Como decirle lo que sentía? ¿Acaso ella no lo sabía? El siempre decía que amaba a todas las mujeres, a las muchas mujeres del mundo. Afirmaba que le pertenecía a todas ellas. Zulay deseaba oír la única confesión: "no hay mujer como tú". Otra, mesero. Al fin logró gesticular bebiéndose el trago sin parar. "Toma ese puñal, ábreme las venas, quiero desangrarme hasta que me muera"... cantaba a dúo casi besando la rocola. Rocola cruel. Rocola escape. Rocola de muerte. Descargaba su verdadero sentir con la música. ¿Acaso no lo hacemos todos? Otra copa, carajo!

El tumulto ensordecedor y la luz anunciaron el nuevo día. El quería estar con ella: "En verdad la quiero, pero no puedo decírselo" Han pasado casi cuarenta años.


Poesía en forma de pájaro




© Digital by José Ortega
PARAISO

Miré ansiando lo divino de tu cuerpo

Me callé, dejando reposar tu diadema en mi pecho

Te acaricié, mientras sonreías dulcemente como sólo tú sabes hacerlo

Como un torbellino sellé tus dulces labios con mis besos.

Caricias aterciopeladas
respiración forzada abriendo paso al rizado cielo
Entonces nuestro encuentro.

Clandestina marejada, licor de arrebato
Amor imposible, delicia de sangre y fuego.

Tu ser afrutado celebrando la trascendencia infinita del momento.

Ay mujer, si eres paraíso eterno
¿Por qué apartas de mí tus sentimientos?


Elías Lira - Marzo 2006



New Yorker's Love
Let us go then, you and I
And sing when confusion has lain
Blind tunes without the words

Dream is such that distance cannot quench.

The sudden lightness of the city makes you think
My love is such I can no way repay
Great city the soul wears out

City of nights, my mind likes to be with the air.

You and I, we sing because the secret reigns
You are there, I am here
Let us be now and then.

Elías Lira - Marzo 2006


Día Internacional de la Mujer


Dado que Dios las creó con una dimensión adicional de entendimiento, las mujeres en comparación con el hombre, poseen una demostrada capacidad de comprender al resto de las personas. Este agudo entendimiento va a ser el recurso principal clave de toda mujer para lograr superar las barreras que se le presenten en la vida. La mujer es un ser inigualable, es un ser especialísimo y nosotros los hombres debemos aprender a amarlas. Es necesario honrar a la mujer todos los días de nuestra vida.

Elías Lira







Tu estatura es semejante a la palmera, y tus pechos, a sus racimos.

Yo dije: "Subiré a la palmera, asiré sus frutos. ¡Sean tus pechos como racimos de la vid, el perfume de tu aliento como manzanas, y tu paladar como el mejor vino!

El Cantar de los Cantares



© Reflection - 3D Digital by Matt Dartford. Derechos Reservados









Iluminas mis mañanas y aún apacientas mis recogimientos.


De ensueños y deseos eres guardiana.

Elías Lira


© Can't touch - Digital mixed media by Ingi Erlingsson


Triángulo Arbitrario - Cuento


por Elías Lira

Jonathan se encuentra en una diatriba porque ama a Jewel, pero también siente el mismo grado de conexión afectiva con Rebeca y aunque reconoce que este trío emocional está causando profundas heridas, aún no sabe por cual de las dos decidirse.

Las sospechas se hicieron evidentes cuando un día Jonathan llegó con la camisa marcada de pintura de labios. Con el paso de las semanas, nuevas pruebas corroboraban las dudas de Jewel sobre la fidelidad de su marido, pues de la noche a la mañana trabajaba más de la cuenta en la oficina, le enviaban repentinamente de viaje de negocios y cuando estaba en casa y recibía una llamada, su comportamiento cambiaba drásticamente, aunque Jonathan intentaba disimularlo.

Muchos quizás hayan escuchado aquella frase que reza que para amar hay que sufrir, pero ¿sólo a través de esa especie de martirización puede demostrarse a la pareja todo lo que se siente por ella? En el conflicto de poder propio de la discordia entre amantes, la mujer ejerce la máxima potestad. En su habitación, Jewel una noche esperó que Jonathan se durmiera y sigilosamente desabotonó la camisa de su esposo. Jewel examinó el pecho masculino, con su dedo dibujaba círculos imprecisos. Cuidadosamente, recostó su cabeza en el pecho desnudo de Jonathan buscando el calor que tantas veces la había cobijado y susurró algo imperceptible. Así se durmió.

A la mañana siguiente la luz del día revelaría los detalles. Un largo cuchillo de cocina yacía incrustado sólido en el pecho ensangrentado de Jonathan, y Jewel tendida degollada en medio de la habitación. Jonathan había dejado olvidadas nuevamente las llaves en casa de su amada Rebeca.

Así se rompió la estrategia del macho arbitrario.





Aquí en la isla
el mar
y cuánto mar
se sale de sí mismo
a cada rato,
dice que sí, que no,
que no, que no, que no,
dice que sí, en azul,
en espuma, en galope,
dice que sí, que no.


No puede estarse quieto,
me llamo mar, repite
pegando en una piedra
sin lograr convencerla,
entonces
con siete lenguas verdes
de siete perros verdes,
de siete tigres verdes,
de siete mares verdes,
la recorre, la besa,
la humedece
y se golpea el pecho
repitiendo su nombre.

Oda al Mar - Pablo Neruda



© Digital, Vector by Krister Flodin. Derechos Reservados
Eres manantial refrescante de mi espíritu
canela tentadora que fractura mis huesos.

Elías Lira


Carissima in Deliciis

  • O. Elias Lira
  • Perfil

Pluma y Tintero

Fichero

Amigos Invisibles