¡Qué hermosa y qué encantadora eres, amor mío, con todos tus encantos!





Mujer de Vientre
De origen natural y espiritual. En combinaciones, sus movimientos superiores son celestiales, los de abajo telúricos y terrenales. Baila en honor a sus diosas: Semiramis, Isis, Neftis, Ishtar, Anahita. Una gitana ambulante que alaba a la 'mujer que hace torres' con la vorágine de sus brazos.

Como viento dominante de la noche aniquila cualquier serpiente. Kohol, purpurinas y sedas. Da giros en baile ancestral impulsando la música con su terso vientre. Sus entrecruzadas manos me recuerdan las ramas florecientes del Líbano. Sus dedos los címbalos resonantes. El oro se desprende de su cintura torbellinezca y en su delgado ser creo percibir el centro de un hipnotizante universo.

Los exquisitos pies de la mujer son dos pájaros que golpean el Mar Mediterráneo. De cuerpo enigmático, su fino rostro parece disociado por sus íntimos secretos. Oh! el Eufrates y el Sumer se agotarían ante su electrizante mirada. Toda la tierra caería ante su despiadada sensualidad. La lejana del Raks Sharki ha venido a anunciar el equinoccio vernal y la hechizante fertilidad.
© Elías Lira - Junio 2006


Lara Fabian - Caruso (live) ♪




Qui dove il mare luccica e dove tira forte il vento
Su una vecchia terrazza davanti al golfo di Sorriento
Un uomo abbraccia una ragazza dopo che aveva pianto
Poi si schiarisce la voce e ricomincia il canto

Te voglio bene assai
Ma tanto ma tanto bene sai
E' una catena ormai
Che scioglie il sangue dint'e vene sai

Vide le luci in mezzo al mare penso alle notti la in America
Ma erano solo le lampare e la bianca scia di un'elica
Senti il dolore nella musica si alzo dal Pianoforte
Ma quando vide la luna uscire da una nuvola
Gli sembro piu dolce anche la morte
Guardo negli occhi la ragazza quegli occhi verdi come il mare
Poi all'improvviso usci una lacrima e lui credette di affogare

Te voglio bene assai
Ma tanto ma tanto bene sai
E' una catena ormai

Che scioglie il sangue dint'e vene sai

La potenza della lirica dove ogni dramma é un falso
Che con un po' di trucco e con la mimica puoi diventare un altro

Cosi divento tutto piccolo anche le notti la in America
Ti volti e vedi la tua vita come la scia di un'elica

Te voglio bene assai
Ma tanto ma tanto bene sai
E' una catena ormai
Che scioglie il sangue dint'e vene sai

Te voglio bene assai
Ma tanto ma tanto bene sai
E' una catena ormai
Che scioglie il sangue dint'e vene sai
Dint'e vene sai



"Lo único que hacía durante los viajes de círculos viciosos era leer libros de versos y versos y versos, a razón quizá de una cuadra de versos por cada cuadra de la ciudad, hasta que se encendían las primeras luces en la lluvia eterna, y entonces recorría los cafés taciturnos de la ciudad vieja en busca de alguien que me hiciera la caridad de conversar conmigo sobre los versos y versos y versos que acababa de leer. A veces encontraba a alguien, que era casi siempre un hombre, y nos quedábamos hasta pasada la medianoche tomando café y fumando las colillas de los cigarrillos que nosotros mismos habíamos consumido, y hablando de versos y versos y versos, mientras en el resto del mundo, la humanidad entera, hacía el amor".

Del libro Lecturas Convergentes trabajo que sobre la vida del Nobel realizó el poeta y crítico literario Juan Gustavo Cobo Borda


C H A C H O P O *


* Caminos de Neblinas



¿Dónde quedó la mirada de aquellos niños que un día en la montaña me pidieron el pan que yo comía?

¿Dónde buscar la empinada aldea de acuarelas infinitas? ¿Dónde respirar sus gélidas aceras, sus ventanales, el crucigrama de techos y azoteas?

¿Y la seducción de los claveles con los hermosos coliflores desfilando entre la brisa?

La sagrada arquitectura arropada de tinieblas. Su soledad. Sus reiterados cerros.

La plaza garante de la melancolía del prócer e imagen fugaz de nuestra risa.

También la porcelana, la chimenea y el patio central de flores de la casa intermitente.


Devuélveme, merideña mía, los tapices de lana testigos únicos del calor más íntimo.

Ahógame en la solvente embriaguez del chocolate aductor del cuerpo.

¿Podré acaso ralentizar los luminosos espíritus? Esos que expanden el alma, y duelen a muerte en el desencuentro.

© Elías Lira - Enero 1990




Puerto de Espumas
Todos los días, mis pensamientos se sumergen en la diáspora. No es nada nuevo. La luz cegadora de la habitación no me permite dormir. Así que sostengo firmemente los párpados y enfrento con locura el amanecer. Es un viaje. Afuera, un mundanal. El lago, un paseo a caballo por el parque. Adentro, tu rostro cósmico protagonista de esta larga aventura. La evocación de tu risa de cascada. La reminiscencia de tu voz de sirena. Desde antes eras una chiquilla rebelde e irreprimible.

El nuevo siglo alertó con mil canciones y reiteró la verdad incorruptible de las flores: que mi adicción molecular por ti no se evapora, que tus manos son sustancia opiácea que fragmenta mis huesos y que deshaces mis castillos de papel. Para suavizar mi karma me basta la agonía volcánica de tu desnudez. Sin palabras, sin versos asonantes. Sin armas. Solo los ecos elocuentes del sabor de aquel beso imposible de madurar. Arcoiris brillante de profundos ensueños.

No quiero emprender el regreso porque la intranscendencia de adentrarme en tus plateados espejos me cobija. Pero tú bien sabes que las estrellas de tu pecho me inundan y golpean como inciensos. El cosmos pretende encapsular tu diáfana lejanía como una mariposa. Errante, lleno de angustia, busco atracar en el puerto seguro de espumas que es tu boca. Y es que mañana, estaré de nuevo sin ti.


Elías Lira - Verano 2006




Convivo noitadas
Arrastando atrás de mim
O sabor dela beijos
De ilusórios espelhos

Elías Lira - 2006


CAFÉ FRANCES


Por Elías Lira
La gran metrópoli. Nuevamente te espero en el lugar de siempre. Pasan los minutos y oleadas de rostros desfilan por la calle. Una niña sonriente tomada de la mano de su madre me mira apurada al regreso de la escuela. Fue en el instante cuando el mesonero me trajo otro café cappuccino. Voy a ponerme como una vaca me dije, pero la crema deliciosa con el strudel de manzanas me endulza la vida. La vida que me ha enseñado a dominar el arte de saber vivir y saber estar. Mi deseo es casarme y tener muchos hijos, soy insatisfecha e imaginativa, al cabo de los años veré si ha valido la pena.

Llena de nostalgia transcurren las horas. La tarde trae la prosaica cotidianidad en medio de un río de gente impasible que transita de lado a lado. Mi nuevo vestido color turquesa detalla las líneas de mi cuerpo recien bronceado. Me muerdo los labios extrañando sus caricias, destilando dolor aún en el éxtasis de la felicidad lúdica. No es amor sino desenfreno, una confrontación violenta y desaforada, una pantalla que sirve de fondo a la ironía y a lo perecedero. Todo comenzó accidentalmente, pero hoy no quiero terminarlo. Me atrajo a primera vista y aquí estoy como una tonta colegiala aguardando por él con las botas puestas. Nadie puede liberarse de las trampas cuando las emociones se hacen presentes. Miro al cielo y parece que va a llover. Es un presagio. Me refugio en mi profundo silencio. Pasan los minutos y sigues sin llamar. En verdad, no soy capaz de vivir de acuerdo a mis principios.

Detesto los lugares de amantes prohibidos. En la ciudad las primeras horas de la noche resultan las más calurosas del día. Aun te espero, en medio del humo del asfalto, el tránsito congestionado y la tristeza de los mendigos. En mi mente busco el reposo absoluto de la naturaleza de los días de viento y mareas. ¿Sonó? Abro el bolso y veo la pantalla del teléfono celular que me dice que la vida se acorta cuando llegamos a sus confines sin encontrar su secreto. No quiero hacer ninguna llamada para que luego digas que mi número estaba ocupado, pero el reloj ya marca las nueve y media de la noche. A pesar de los muchos sonidos y olores, el silencio se acrecienta permeando una nube de derrota y culpa. Quiero estar metida en mi cama vestida con mis pijamas. Y es que nunca llamas ni tampoco apareces.

— ¿Aún espera? —interrumpió el mesonero, acercándose—.

— Espero. ¿Y para qué? Por favor, la cuenta—.

Yo misma no me puedo entender. Sabía desde antes que eras un hombre casado.


The Corrs: When The Stars Go Blue ♪




Dancin' where the stars go blue
Dancin' where the evening fell
Dancin' in my wooden shoes
In a wedding gown

Dancin' out on 7th street
Dancin' through the underground
Dancin' little marionette
Are you happy now?

Where do you go when you're lonely
Where do you go when you're blue
Where do you go when you're lonely
I'll follow you
When the stars go blue
When the stars go blue

Laughing with your pretty mouth
Laughing with your broken eyes
Laughing with your lover's tongue
In a lullaby

[x2]
Where do you go when you're lonely?
Where do you go when you're blue?
Where do you go when you're lonely?
I'll follow you

When the stars go blue
When the stars go blue
When the stars go blue
When the stars go blue

Where do you go when you're lonely?
Where do you go when you're blue?

Where do you go when you're lonely?
I'll follow you
I'll follow you

Where do you go?



Este día
El día de tu cumpleaños,
No es uno más.

El día de tu cumpleaños,
Quiero agradecerte porque me inyectas energía con tus besos,
Porque simplemente me acompañas
Y rehúsas darme de comer.

El día de tu cumpleaños, en la cena,
Apuntarás matices en las servilletas
Me mirarás con cara de niña buena,
Y dirás que quizás quieres un café.

Este día de tu cumpleaños,
No es difícil hacer poesía
Porque tu misma eres para mí
La maravillosa metáfora de la vida.

Elías Lira - 18 de mayo 2006







M adre que
A nheló,
D eseó,
R ecreó
E imaginó a sus hijos, es hoy una dichosa Madre.





JUSTO (En memoria del viejo)



Primero la angosta carretera hacia la cúspide. Después la selva profunda, la neblina. Luego, Uraca. En la mañana el transitar incontrolable de vehículos y los rostros espantados que al sentirse sorprendidos, desaparen apresuradamente por el zaguán de las casas. Un poblado de cunas que amablemente recibe a un antiguo y querido barco. El río silencioso pasea sobre las rocas del laberinto. Pueblo grato y misterioso. Sombra y luz. A veces íbamos a la iglesia de la plaza pa' rezarle un rato a nuestras almas.

Lo único que me da vueltas en la cabeza es recordar con profunda reminiscencia “aquellas tardes y aquellos desayunos” que habíamos comido con tantas ganas en la casa del recordado Justo. El viejo Justo Solórzano era un fiel amigo que mostraba esa tristeza en el caminar como un rosario que recitaba todos los días. Inolvidables el Lajao, la Virgen y la Nevera. Sueños que se sueñan para siempre y no abandonan ya nuestra alma. En Puerto Colombia la bahía forma un borrascoso círculo de agua, entre peñeros multicolores, espuma y malecón. Un niño encima de un cañón apunta a un corsario en el horizonte. Ávidos de sol y cerveza pensamos en Chuao o quizás Cepe. Botines de peces rojos a veces nos aguardaban donde el negro Cheo (Justo era un experto en masticar las cabezas de pesca'o frito). Por las tardes, a lo lejos desde la Loma, se podía divisar el Trapiche, allí donde dormían las nubes del cerro, que una vez visitamos empalagados de caña de azúcar.

Abajo, el museo y el gran dique. Camino de piedras las palabras. El Wilo, Coquito y los amigos. Más de una vez, entre cortinas de plata, sorbimos un largo trago de "guarapita doctor killer", mientras llenábamos de besos a la amada. Collares álgidos descolgaban de los rostros en el éxtasis del instante. Arriba, el calor y las mochilas, y en el cuarto el espiral humeante. Ebria en el cristal la serpiente. Con la noche, el fuerte ruido de pájaros nocturnos se desliza por las rendijas de las ventanas. Ahí viene Justo decían, y es que nadie caminaba como él lo hacía. El tiempo se ha esfumado, pero el viejo Justo aún es amado. Sobretodo en Choroní.

© Elías Lira - 11 de Mayo 2006



El Valor de las Pruebas

Rabí Laibl Wolf

La clave de la felicidad se halla en nuestra capacidad para sacar nuestra parte positiva en el momento de tomar una decisión. Hasta lo que parecen adversidades tienen un lado positivo, la proverbial bendición disfrazada. Pero sólo tomando una sabia decisión, la bendición se revelara.

Todos los sucesos poseen virtudes redentoras, si decidimos sabiamente. Todo lo que ocurre en nuestra vida contiene lecciones que se deben aprender. Podemos optar por interpretar la "realidad" empáticamente o desde un punto de vista estrecho y centrado en uno mismo.

El mundo no cambia por propia voluntad. Nuestra propia transformación personal altera la forma del Cosmos, y no al contrario. Somos responsables de efectuar cambios en el Cosmos. Y algo que nos capacita enormemente para ello es el comprender que el Cosmos busca nuestro bienestar.

Esta escrito que, antes de que llegáramos al mundo, éramos omnisapientes y que, al nacer, vino un ángel (*) y lo "archivó" todo en nuestra mente subconsciente. Ahora, el objetivo de este viaje vital consiste en sacar todo ese material intuitivo y enriquecer al mundo a través de su expresión. El Cosmos saca de nosotros esas verdades internas ofreciéndonos pruebas con las cuales podamos crecer en sabiduría. Los místicos de la Cábala enseñan que, del mismo modo que las uvas generan vino si se las prensan, y las aceitunas producen aceite si se las machaca, las personas crecemos en sabiduría cuando somos sometidos a la prueba.



(*) Sobre los angeles Yosef Y. Jacobson dice: "Los ángeles no son criaturas blanco-aladas físicas que vuelan por el mundo, descansando en galaxias alejadas, como nos muestran las películas o las pinturas. En la Cábala, un ángel es visto como un ser creado completamente de materia espiritual. Un ángel es una conciencia, una forma de energía, aislado de un cuerpo físico y la experiencia física"




© Women In The Workplace by Stuart Briers

Con un lucero encendido
Entre mis manos
Yo te esperaré cantando.



© Elías Lira (2006)




Por un instante me pareció ver entre los árboles de la orilla del río, una figura fugaz.

© Elías Lira (2006)


Carissima in Deliciis

  • O. Elias Lira
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Amigos Invisibles