¡Qué hermosa y qué encantadora eres, amor mío, con todos tus encantos!




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Photography by Colleen
Yo creía que era el Padre que me estaba jalando las orejas porque yo andaba corriendo por toda la procesión y apagándole las velas a toda la gente y empujando a todos los muchachos. Y yo creía que era el padre y le decía: Suélteme hijoeputa que me va a arrancar las orejas. Pero eso fue después que se acabó la procesión y que el padre se puso a gritar y a deciles todo lo que les dijo, porque la gente cuando llegó al río se volvió como loca y se pusieron a jugar a la guerra con agua y a mojase todos y a desnudase y a agarrar a todas las mujeres y a abriles las piernas y a haceles de todo delante del padre que se quitó la correa y se puso a dales cuerazos a todos para que se arrodillaran y le pidieran perdón.

Que el río se había llevado los santos y que no hacía más fiestas ni más procesiones ni decía más misas cantadas ni más misas rezadas ni más responsos ni más rosarios ni hacía más entierros ni más bautizos ni confesaba a más nadie ni daba más extremaunciones ni ponía más santos óleos ni permitía más romerías ni más mercados de San Isidro ni más altares de Corpus Cristi [...] ni más Reyes Magos ni más apóstoles lavándole los pies al Señor ni más dolorosa llorando detrás de su hijo Jesucristo para que no le peguen ni lo escupan [...] ni más paseos con el palio ni más matrimonios de amancebados ni bendecir más animales ni hacer más rifas de nada por los siglos de los siglos amén.

Después se arrodillaron todos en las piedras y le gritaban llorando; padrecito, padrecito, perdónanos ●


(Eduardo Zambrano - Fragmento de "La Procesión")


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