¡Qué hermosa y qué encantadora eres, amor mío, con todos tus encantos!



Nahariya















La densa niebla de las sirenas en las calles húmedas
Suspiros vagos de sombras
En esquirlas danzantes y metralla.

Meteoros silban presurosos
¿Y cuándo volverá el jardín arbolado?
¿Y cuándo aquel mundo de ensueño?
La música permea el hostil aroma de cristales e incienso.

Valientes moran en sus tiendas
Los capitanes no temen los mástiles de la muerte
Aves milenarias presagian el efugio del destino y del averno.

Elías Lira - 10 Agosto 2006


"All souls are Mine"


© Live in Peace - Illustration by Shimon Kontarge
Slowly and carefully the Creator began to explain the process ending with the promise that one day, after the results of unfaithfulness are fully revealed, He would bring all creation back under His authority. A great hush spread through the forest as all creation heard these once unimaginable words... a volunteer to die in man’s place? To be the type for the One who will one day become the sacrifice for all? Adam stared at the ground, no longer able to look into the eyes of his animals. What God required was almost too much for him to bear. The man dared not even think of which one of his friends might volunteer its life to cover his nakedness. Thoughts raced through his mind — memories of naming, of understanding, of caring for and loving each and every one of them ●
(JoAn Bell - excerpt from "The First Sacrifice")


Al Maestro con Cariño...


No es Sidney Poiter a quien me refiero, sino a mi maestro del cuarto grado quien era andino. Convidado por uno de mis compañeritos, un día durante el recreo de la mañana nos escapamos de la escuela. Había una abertura en la cerca de la parte de atrás y por allí nos fugamos esperando regresar antes de que finalizara la hora del recreo. Tuvimos que caminar como dos cuadras por un sendero lleno de monte hasta llegar a la solitaria bodeguita. Una señora muy amable nos despachó dos riquísimos golfeados y una “jit” familiar de naranja que nos supo a gloria porque en la cantina de la escuela, no vendían cosas sabrosas y tenían prohibido el expendio de refrescos a los niños.

Pagamos como dos reales y no tardamos en regresar tomando el mismo camino de antes. Cual sería nuestra sorpresa al llegar a la escuela ver a mi mamá junto al maestro aguardándonos en la cerca. De vainita no dejamos el alma en el sitio, veníamos corriendo y casi se nos sale el corazón del pecho. Allí estaba mi mamá. Esperándome de brazos cruzados y con su ceja de siempre bien levantada. Ese día mi madre había decidido traerme el desayuno a la escuela. Me arrastró de las orejas hasta conducirme al salón de clases mientras el maestro jalaba también al otro niñito por las orejas. Cuando llegamos había un silencio sepulcral. Las miradas de todos estaban sobre nosotros y cuando mi madre me soltó sentí mis orejas encendidas como el fuego. La vergüenza fue terrible. Tuve mi primer amor platónico en esa escuela; una niña de nombre Maria Eugenia Rosales que usaba el uniforme hasta los tobillos y andaba con el pelo recogido como una ancianita. Cualquier posible esperanza con ella se esfumó desde entonces. Ese trimestre saqué en la boleta cero cinco en conducta.

Poco después, nos visitó una maestra supervisora del Ministerio de Educación a evaluar los grados de mi escuela. Debo reconocer que mis cuadernos eran impecables, forrados en papel escolar verde, protegidos por una cubierta de plástico y llenos de dibujos de muchos colores. El maestro me hizo sacar mi cuaderno de Biología para demostrarle a la supervisora la calidad de enseñanza que él nos impartía. Sin apresurarse, la visitante del ministerio hojeó las páginas de mi cuaderno hasta encontrar un dibujo detallado de la célula humana. Inmediatamente preguntó, "Niño, ¿sabes lo que es el núcleo?" Aunque yo sabía la respuesta le dije, —No sé—. A mi maestro le cambió el semblante y confundido intentó corregir la situación diciéndome con voz suavecita, —pero si sabes, mira el núcleo, míralo bien—. Yo insistí que no sabía nada y entonces la supervisora me volvió a preguntar, —y ¿qué es el plasma?—. Yo volví a repetirle, —Tampoco sé—. El maestro se descobró poniendome cero cinco en aplicación; lo cual me bajó mucho el promedio de notas. No hace mucho se celebró el Día del Maestro. Después de todo esto, y por años, odie a todos los maestros que eran andinos ●

Elías Lira - 25 Octubre 2005


LA PICUA - Cuento


Por Elias Lira
La casa era vieja y grande y en el patio las veíamos volar por Diciembre, mes de colores y formas resplandecientes. Mi padre siempre las podía identificar y es que aprendió de su padre y éste del suyo, pero mi hermano y yo no sabíamos nada de ellas. Solo las mirábamos confundirse entre las nubes y el sol brillante donde se tejían como hilos de plata en el reino de los pájaros. La competencia era muy reñida y de cuando en cuando caía una prisionera entre los tendidos de electricidad. Con sus largas colas guillotinadas de trapo buscaban detener el ascenso de las otras en su camino a las alturas. Todas se enfrentaban por el control de los aires, era una competencia a muerte, de armas ocultas con hojas “yilé”.

Haciendo tirabuzones irregulares se precipitó hacia el patio trasero. Se habían cumplido nuestros sueños. Una picua inmensa con su peligrosa cola cortante. Con cuidado extremo mi papá la recogió y la metió en la casa. Entonces el gran alboroto. Empezamos a escuchar toda una clase magistral sobre ellas mientras sus manos removían meticulosamente de la cola las afiladas hojillas de afeitar mostrando el detalle de cómo estaban ensambladas. Entonces rasgó la seda y separó la pega hecha de almidón de los pabilos y extrajo la vereda. Haremos una nueva de vivos colores, dijo. Súbitamente, tocaron a la puerta.

Los perros empezaron a ladrar al aparecer un sujeto de muy mal aspecto con los brazos poblados de cortaduras y los dedos tiznados:

— ¿Por aquí no cayó una cometa negra? – increpó el inesperado visitante. Todas las miradas se concentraron en él. La cometa yacía abandonada hecha pedazos sobre la mesa, miré a mi alrededor y sólo llamó mi atención la mirada de los ojos de mi padre. Asustados mi hermanito y yo dijimos al hombre: "Nos la comimos. Somos muy pobres y teníamos hambre —El visitante quedó por un tiempo como una estatua de rígido; parado en medio de la puerta viendo su picua con los ojos encendidos de sangre ●





Claro, clarito de luna,
clarito de luna clara
alumbrando a mi Toledo
judía, mora y cristiana…
…La abuela guarda en su seno
la llave ya herrumbrosa
de la casa de Toledo
en mi Sefarad, la hermosa.





(Moisés Garzón Serfaty - "Poema Toledano" - Voz de Tierra Voz de Pueblo - 1986)


Tu y Yo


Tu y yo anhelamos la combustión de los cuerpos. Coherencia y articulación en el orden de la vida buscando recoger eróticas espigas. Presente actual al pasado, antes y hoy seduciendo la entonación de la memoria hacia la ficción, la geometría y el delirio. Como si intentáramos la reconstitución de organismos modificados sin futuro o la simbiosis de una suerte fragmentada. Contexto compartido.

Rompes lo esencial con un estilo irreverente de sentir como se siente, como el rigor de la trama de Borges o la farsa medieval de Valle-Inclán. Es por eso que mis cavidades cavernosas deliran por más de tu vastedad solitaria inabarcable. Es por ello que tus montes desolados anhelan la humedad desafiante de muslos y mejillas. Lentamente se alargan posiciones en la línea de invariables espinas donde escarabajos de colores aparecen cargados de lanza, espada y torbellino. Luego, el aturdidor acto y ritmo explosivo para hallarnos embebidos en el climax del firmamento. Y un grito, sudor y encanto aroma de miel en las arenas del musgo.

Mareas y lunas proclaman indefectiblemente su suspiro para que peces rojos se sumerjan alegres en nuestros cuerpos vencidos. Morir no tiene descanso. Del amor inmortal hablaremos mañana mi amada.

Elías Lira - 20 Septiembre 2006



El amarillo origina las papayas y su pulpa
el amarillo perforable.

Al mediodía, a las abejas, su dulce aguijón y la miel. Todos los huevos y su núcleo, el óvulo.
Éste, dentro, el minúsculo.

De la negrura de las vísceras ciegas,
amarillo y caliente, el minúsculo punto,
el grano luminoso.

Se distiende y ablanda en bateas,
la luz pura de su nombre,
el color tropicordioso.

Enciende el celo,
es una flauta encantada,
Un oboe en Bach.

El amarillo engendra.

(Adélia Prado - "Alabanza para un color" - Brasil)



— Papi, tu poesía es complicada, te leo seguido y no la entiendo.
— Hija, la poesía no tiene la culpa. Ella solo quiere librarse de mí.



NIÑA


Corre la niña montada en su bicicleta
Con bríos un niño la persigue.

Sin volver la mirada
Rauda veloz la niña cree escapar
No me alcanzará dice.

Por la delgada acera
La frenética risa
El siempre detrás.

El niño en sus nuevos patines
¿Lo sabe ella?


Elías Lira - 17 Septiembre 2006



Chocolate Brownie Sundae


There is my totally dense chocolate sundae tarte, almost bitter, utterly mouthwatering. Nobody can blame me. It is deep, deep and deeper. Brownie with great admiration. There it was. The warmed and tendered chewy fudge brownie served on a pale plate, topped with ardent fudge and surrounded by four flowery buttons of whipped cream. Oh, the square Chocolate cake! Suddenly, pierced by two big spoons in the very middle of its heart, doused liberally in its center by a vanilla ice cream river, dusted with crushed Oreo stars. Die by chocolate and you happy die.

Elías Lira - 17 Septiembre 2006


Filete de conflicto en salsa de soluciones


Ingredientes:

1 filete de conflicto
100 gramos de ganas picaditas
8 cucharadas (120ml) de caldo de paciencia
1 cucharada de ternura
1 cucharadita de esperanza
½ cucharada de buen sentido
½ cucharadita de modestia
50 gramos de fresca poesía
¼ cucharadita de sabor de la vida
25 gramos de alegría
½ litro de lágrimas y sonrisas al gusto

Preparación:


El filete de conflicto se remoja el tiempo que sea necesario en las lágrimas para su ablandamiento y luego se cocina a la brasa, término al gusto. En un sartén mediano se pone a derretir el buen sentido cuidando no quemarlo. Se le agrega las ganas hasta que se doren y los demás ingredientes: la poesía, el caldo de la paciencia, la esperanza, la modestia, la alegría, la ternura y el sabor de la vida; luego se deja cocinar hasta que esta salsa comience a hervir y se reduzca un poco. Posteriormente, cuando el filete del conflicto esté bien asado se incorpora al sartén para que absorba bien el sabor de los ingredientes de la salsa. Para su presentación, el conflicto se cubre totalmente con la salsa de soluciones y se espolvorea con muchísimas sonrisas.

Elías Lira - 17 Septiembre 2006


La Voluntad de Perpetua


Por Paúl Brito Ramos

Me despido porque ya mañana me muero —le dijo a Sonia, levantándose de la mecedora.

La familia quedó aturdida. Perpetua había llegado a los 108 años lúcida, sin un solo desvarío; era imposible que de un momento a otro se le estropeara el cerebro; al contrario, pensamos que había llegado a la cúspide de la lucidez. Comenzaron a hacer los preparativos para el entierro. El tío Eustaquio no dudó un segundo de la sentencia de su abuela; fue despejando de una vez la sala de la casa para la velación. A la mañana siguiente durmió un par de horas más de lo corriente preparándose para lo que le esperaba.

La noticia anticipada de la muerte se regó y comenzó a sonar el teléfono. Familiares, conocidos y chismosos preguntaban lo mismo: que si ya se había muerto. Llamaban a cada rato y volvían a llamar después: “¿Ya se murió la abuela? ¿Ya se murió?”. A mí me habían puesto a contestar; de tanto decir lo mismo, comencé a desesperarme y a desear que se muriera de una vez por todas. A la llamada 24 ya no aguanté más.

– ¿Por qué no vas a ver si ya se murió la tuya? —le espeté a un curioso.

Perpetua escuchó y se acercó:

– Ven, es más práctico si yo misma contesto.

Y me quitó el teléfono. Comenzó a contestar con ternura: “No m’ hijo, todavía no me he muerto”, “No debe faltar mucho, tranquilo”, “Llama un poco más tarde, de pronto ya no esté al teléfono”... Pero al poco tiempo también se desesperó:

– ¡Me muero cuando me dé la puerca gana!

Y terminó desconectando el teléfono.

– ¡Ya una no puede ni morirse tranquila! –dijo y se fue a su mecedora.

Pero entonces fue peor porque comenzaron a llegar para preguntar personalmente. Yo fui otra vez el encargado de abrir. Algunos no se contentaban con mi respuesta negativa y me pedían que fuera a ver si de pronto acababa de morir. Me tocaba entonces ir hasta el patio y revisar. Pero como Perpetua a veces se quedaba dormitando me tocaba poner mi mano en su pecho; su corazón todavía sonaba como un bafle.

Cuando eran familiares, pasaban directamente a revisar; si estaba despierta se quedaban hablando un rato con ella, pero tratando prudentemente de no demorarse para no coincidir con el momento final. Se despedían cariñosamente deseándole un feliz viaje; algunos le pedían que intercediera por ellos tanto para algún perdón divino como para algún milagrito. Perpetua me llamó y me dijo que no dejara pasar a más nadie. “Nada más a la Muerte”, me advirtió.

– Voy a tener que comenzar a cobrar mis favores celestiales —dijo— ¡y a tener que morirme otro día para poder atenderlos a todos!

Yo me acerqué a ella en secreto y también le pedí mi favorcito: que apenas llegara al Cielo me diera alguna razón de Plutín, mi perro, muerto hacía tres meses luego de mordisquear un sapo.

– ¡Qué Plutín ni qué nada, los únicos perros que van al cielo son los hombres! —me respondió—. Ahora déjame sola para ver si por fin me concentro en la muerte.
De pronto esas palabras me hicieron caer en cuenta de que ya Perpetua no iba a estar más con nosotros y me imaginé los días que vendrían mirando aquella mecedora vacía balancearse tristemente por la brisa de la tarde. Me imaginé los mangos regados por el patio maduros e intactos y el silencio insoportable de las tardes sin su voz dulce y oxidada; el aburrido albedrío sin su presencia amenazadora aunque tierna e inocua.

Me dediqué a dibujar. Perpetua era la única que le prestaba atención a mis dibujos y quise regalarle el último. La dibujé con alas alzada en el aire sobre su mecedora y con aquella sonrisa suya permeable y sincera, aunque con el cuerpo desnudo de una muñeca Barbie; la había esbozado primero con su propio cuerpo, pero se veía tétrica: parecía un murciélago.

– ¡Eso que dibujaste es un sacrilegio! —me dijo al ver el dibujo—. Pero de todas maneras gracias – Y me dio un beso.

Me fui a jugar con mis primos; dejé a Ignacio cuidando la puerta. Le dije que no dejara pasar a nadie, “nada más a la Muerte”, parodié a Perpetua. Me preguntó cómo era la tal Muerte.

— Tiene el cuerpo de una Barbie y la cara de una vieja —se me ocurrió decirle.



ECHOES AND STRIKES

© Acrylic by Diana Hocking
With summer in full swing
The sacred dance is not by chance
A cool breeze of suave spark flowing.

Enchanting textures of my echoes
To articulate reminiscent of spiritual senses.

An instant to heat, a moment to ignite
And your tears become the only art.

They are falling upward into the sky
With love-stained tattered wings
To encounter the impermanence strike.

© Elías Lira - September 2006


Stefania Bonfadelli: "Sempre Libera" ♪ (La Traviata) Giuseppe Verdi




VIOLETTA:
Sempre libera degg'io folleggiare
di gioia in gioia,
vo' che scorra il viver mio
pei sentieri del piacer.
Nasca il giorno, o il giorno muoja,
sempre lieta ne' ritrovi, ah! ah!
A deletti sempre nuovi dee volare
il mio pensier,
dee volar, dee volar, dee volar
il mio pensier,
dee volar, dee volar,
il pensier.

ALFREDO:
Amor, amor è palpito
dell'universo,
dell'universo intero...

VIOLETTA:
O! o amore!

ALFREDO:
misterioso, misterioso, altero,
croce, croce e delizia,
croce e delizia, delizia al cor.

VIOLETTA:
Follie! Follie! Gioir! Gioir!
Sempre libera degg'io folleggiare
di gioia in gioia,
vo' che scorra il viver mio
pei sentieri del piacer.
Nasca il giorno, o il giorno muoja,
sempre lieta ne' ritrovi, ah! ah!
A deletti sempre nuovi dee volare
il mio pensier,
dee volar, dee volar, dee volar
il mio pensier,
dee volar, dee volar,
il pensier.

ALFREDO:
Amor e palpito dell'universo...

VIOLETTA
O! O! O! O! O! il pensier...

ALFREDO:
Amor e palpito dell'universo...

VIOLETTA:
O! O! O! O! O! O! O! O! O!
dee volar, il mio pensier,
il mio pensier.



La china Leoncia
Arreó la correntinada
Trajo entre la muchachada
La flor de la juventud
La paz
La fuerza
La lucha
La esperanza

La china Leoncia
Arreó y trajo de la muchachada
La flor
La flor
La flor

La china Leoncia
Arreó
La paz
La fuerza
La libertad
La gloria

(Gato Barbieri - "La China Leoncia")


hasta la Rumba... hasta la Conga... hasta el Blues



la patria madre tiene la culpa de aquella vaina no porque haya parido sino por ser orígen del conquistador y el colonialismo de tanto vainero malo y a la vez bueno donde salió una cultura no occidental y pretendimos serlo propiciados por el buenote de cristóbal colón quien embarcó en tres grandes vainas la pinta la niña la santa maria no por ser virgen sino para honrar a españa o a roma donde conducen como locos pero hacen el amor con espaguetis de pasión donde abundan especímenes como aquel galán europeo que vino cargado de bisuterías espejitos baratijas cosas inservibles para cambiarlas por oro puro y residenciarse en un paradisíaco lugar de mujeres bellas conquistándolas a todas medianas altas chiquitas para engolosinar su ego parir sus hijos y terminar con un vainero negro en la boca cerca de una laguna que según la leyenda quien se bañe en ella se convierte en una vaina horrible semejante al monstruo de la película en vida el susodicho en realidad apretaba los labios se rociaba perfume francés en sus zonas entre comillas masculinas decía estar sabroso y bailaba el merecumbé en la comunidad de indígenas del sexo opuesto es decir se envainó con las carajitas quienes se vengaron vaina de mentalidad de aquellos tiempos siempre mejores según el viejo ramón quien con mucha razón y cordura lo decía hasta que recibió una buena vaina la tarde de un martes al ser asaltado por un malandro para robarle la cartera reloj cadena de bautizo zapatos calcetines y el traje que tenía puesto color blanco para resaltar porque era de piel no muy clara una vaina de indio criollo guerrero precavido actuando en total apego a la ley traía un 357 platinado escondido dentro de la chaqueta muy vivo el abuelito y disparó un tiro de vaina volándole la cabeza de un tirón al impotente agresor delincuente el viejo era muy instruido sin decir vaina alguna se reía viendo los sesos correr en medio de la sangre en una especie de concierto en re menor para su alma porque le gustaba el teatro la opera pero más las películas de vaqueros de ñon güein sus preferidas olvidando que vivimos tiempos confusos difíciles de vaina en vaina sin salir de vainita ni a la calle en la esperanza que esta soberana vaina va a cambiar no será ahora pero algún día cuando un buen político calienta-cabezas nos salvará o mejor una buena mujer no importa si es miss o puta o mala cocinera aunque me gustan las profesionales de la calle porque saben pedir nunca pueden sentirse satisfechas de un radar empático capaz de intuir vainas interpretar sentimientos perdonar culpas golpes del marido borracho sobretodo porque necesitan ella y sus hijos ser mantenidas de la miseria de gran vaina que vivimos pudiendo yo tener dinero carro lujoso casa ninguna suegra ni jefe porque tengo televisor un diablo para envainarlos a todos no importa el precio lucro desaforado deudas morosas corrupción administrativa solo mi disfrute personal mis amantes y pregonar la buena vaina de ser burgués emergente imposible de discutir en tan corto espacio juicios de nunca acabar pero si de acabar se trata mejor no hablamos me tomo mis hierbas con valeriana escucho una conga una rumba la canción se me olvidó que te olvidé a mí que nada se me olvida o mejor un suave blus para los nervios o mejor aguardiente sacatripas esa vaina que remueve hasta las penas dolor años odios mortales neuronas y hasta los cojones que tengo bien puestos al tratar de hilvanar en un discurso de un respiro la vida de un simple latinoamericano ●

© Elías Lira - 23 Octubre 1999


Mis Escorpiones



Mis escorpiones habitan en la letanía de una territorialidad cercana.

En los musgos, en las ramas virginales
Son dragones de violetas que arrullan los metales.

De plata fina son sus delgadas espinas
Sus perfectos quelíceros saben encarcelar los cuerpos.

Con sus exquisitas pociones sanan virtuosos las heridas
Ansían los pies descalzos para perforar helechos entre las tinieblas.

Entre madreselvas retozan pujantes escondidos
De sus entrañas una llamarada azul contiende con las aristas hasta la muerte.

Ellos galopan heroicos la desnuda madurez con sus telsones
Clavan las rodillas entre la vorágine orgásmica de la tierra.

Incontables aguijones presagian la energía hipnótica de un veneno fulminante.

© Elías Lira - 11 Septiembre 2006


Los Nefilím


"Y aconteció que cuando los hombres comenzaron a multiplicarse sobre la faz de la tierra, y les nacieron hijas, los hijos de Dios vieron que las hijas de los hombres eran hermosas, y tomaron para sí esposas de entre todas las que les gustaban... y... los hijos de Dios se unieron a las hijas de los hombres y ellas les dieron a luz hijos" (Génesis 6:1-4)

© "The Romantic Manifesto & The Early Ayn Rand" - 2004 Nick Gaetano. Derechos Reservados

"Existe un relato, apasionante, justo al comienzo. Durante la época mitológica de “finales de la creación”, en esta época de caos en el mundo humano, de fundación de dinastías y naciones, observamos detenidamente el relato conocido como el capítulo de los “nefilim” (Gen. 6, 1-4). Los descendientes de los “hijos de Dios y las hijas de los hombres”, son los hijos poderosos, hombres famosos, producto de esta unión... Más aún, los descendientes de esta unión son descritos como “hombres de fama y poder”, o en otras palabras: héroes. Los nefilim son el producto de la unión entre ángeles y mujeres, es decir, un sinónimo de estos héroes famosos, semi-divinos".
(Michael Telias - "Ángeles y Héroes")


RAIN

















Its raining outside
But thats not unusual
But the way that Im feeling
Is becoming usual.

I guess you could say
The clouds are moving away
Away from your days
And into mine.

Rain, rain, rain in my tears
Measuring carefully my years
Shame, shame, shame in my mind
See what youve done to my life.

(Ken Hensley - "The Magician's Birthday" - 1972)


EL GUSANITO


Ven
Es un cachalote
Es un ciervo temible
Es un helecho virgen
Es un pájaro príncipe.


Ven
Busca escapar dijo
Mientras con mi umbilical dedo
Aniquilo al ínfimo gusano
Que se quedó dormido.

© Elías Lira - 6 Septiembre 2006


Mis Papeles son mis Hijos


Ella me regaló un hermoso cuadernillo parecido a un libro antiguo para anotar mis pensamientos y sueños. Y es que dejo regados en todo lugar mis papelitos de cantos de sirenas. Se estiran y envejecen en cualquier gaveta húmeda. Olorosos por estar tendidos reposan en la habitación, en los malecones y en una vieja agenda. Se deshacen velozmente en mi cabeza y se derriten entre los dedos. Desfilan como estandartes de pies descalzos. Su métrica son espinas entre la niebla. Sus estrofas acechantes luciérnagas. Se asustan porque son hijos únicos en cabalgaduras encendidas. Papeles infusorios en océanos de estrellas. Aunque los escribo con letras doradas solo reciben caricias y miradas desoladas. Los ataré como al trigo, los bañaré con aguas de perfume porque son volubles a las lágrimas. Pero es inútil, temo que por el silencio de la espuma del mundo no sobrevivan y caigan.

© Elías Lira - 3 Septiembre 2006


PANIAS


Estupendamente ubicada en las adyacencias del elevado Monte Hermón, Panías era un centro cultural y religioso donde se rendía honor a Pan, antigua divinidad griega de la fertilidad. Frondosos bosques y amplios riachuelos abundan aún en la región que también era conocida como Banías. En el sitio yacen los restos de un templo construido anexado a una cueva o gruta exactamente en la base de una montaña rocosa por cuyo interior corre un río. El rey Herodes hizo construir nichos en honor al dios Pan y su corte de ninfas que incrustados sobresalen desafiantemente en la ladera de la montaña de Panías, asiento característico del sistema de sensualidad del imperio romano.

Dentro del templo, las ninfas de la corte de Pan tenían relaciones sexuales con los hombres visitantes. Allí en la gruta, estos hombres no sólo buscaban placer, sino la obteción de favores de prosperidad para ellos y sus familias. Las ninfas eran hijas de Zeus, representantes de la fecundidad de la naturaleza y habitaban en montañas y bosques, grutas y valles. Las hermosas ninfas velaban por la suerte de los hombres, los cultivos y árboles, los matrimonios y sobretodo las cosechas.

Al río de la gruta se le adjudicaba propiedades sobrenaturales. No solo los hombres, sino también las mujeres eran asiduas visitantes del templo de Panías. Ellas pensaban que bañándose en el río quedarían embarazadas por ángeles.

© Elías Lira - "Sobre las Ninfas de Cesarea de Filipo"




"En los años sesenta, un escritor como Jesús Sanoja Hernández (o yo mismo) escribía en el diario Clarín en una máquina de escribir adornada con un hueco de bala. ¿Quién disparó la bala? Seguramente, un amigo de la poesía. Los dictadores también crean poetas y novelistas, del mismo modo como los poetas y novelistas crean dictadores. En aquella misma máquina ornada con su hueco escribía Adriano González León. Un día, un balazo de la policía hizo trizas un tintero de la redacción del periódico; la tinta fue a dar a una pared y se creó una espontánea y hermosa mancha digna de un pintor. La dirección del periódico mandó a enmarcar la mancha, y la convirtió así en el símbolo de una generación. En esa mancha estaba la esencia de la poesía venezolana de los años sesenta"

(Ludovico Silva, "Notas sobre la generación poética de 1958", La torre de los ángeles, Monte Avila Editores, 1991)


VIRGEN


Y ahora, cuando tiene la oportunidad de asumir su humanidad algo se lo impide. Y si todo esto no bastase para desenmascarar aquel secreto, ahora debe tomar las cosas con tranquilidad. Camino sinuoso, pero entonces no le sería fácil comprender el significado de los fracasos. Buscaba el sentido de las cosas. La incesante búsqueda del sentido. Sin ninguna expresión estatizada la discusión quebrantaba toda posibilidad de establecer un dialogo. Ambos escenificaban una comunicación que en sí misma era abismada. No tenía caso, así que era tiempo de callar y esperar. Y entre exclamaciones, sin saber que muy pronto sus pétalos marchitarían, ella sintió esa primera vez como algo muy natural.
© Elías Lira - Septiembre 2006


El Monstruo Comepiedra


La primera vez que te toqué sin decir nada
Modelé tu piel bajo mis dedos dulces y ásperos.

En tu cuello descubrí la tersura de una torre de marfil
En tus hombros habité en ciudades de refugio.

Por tu espalda recorrí extasiado un sendero de perlas
Vacilante me acerqué a la frontera de tus redondos montes afrutados.

El viaje de regreso fue una gran lucha
Para capturar tus manos maduras como las hiedras.

Embriagado de tocarte, robé el ansiado botín de tus grandes colinas donde se anuda la vida.

Y como un monstruo te comí.
© Elías Lira - Diciembre 2002


MUNDO INTANGIBLE



"Tiene espíritu y carne
y tiembla cuando la toco,

vuela en torno a mí
como una mariposa de cristal
y se detiene en lo alto de mi torre de mármol"

("El Sexo de los Angeles" – Ludovico Silva 1991)

Existe un mundo del cual soy cómplice. Y unos dioses, unos demonios y unos ángeles que revolotean encima de nuestras cabezas. Hay quimeras disociadas. Paréntesis inconclusos. Lágrimas, llanto y sed. Hay destellos hilarantes, un vacío proponiendo la furia del existir. La vida incoherente, contradictoria, demencial anunciando la muerte próxima.

Abajo lo más distinto. El desacierto. Súbitamente, una voz sorda detrás de mi alma. Delicada, pero impetuosa como las aguas. El aliento se calcina, se esfuma, se vuelve distante. Mis labios engatillados en medio del peldaño del abismo anunciado. Entonces la realidad exhibe su angustia y espanto. Estremecimiento hondo. Pasmo y asombro en el lecho encendido. Violento desalojo de un pedestal sombrío.

Arriba, la palabra permeando lo terrenal en barrena de meteoros. Armonía y caos. Conciencia emancipadora del laberinto fatal que nos aprisiona. Y en el respiro, la evidencia de la presencia libertadora de mis días. Con lentitud, entonces, el advenimiento. Reaparecen las fuerzas. Los latidos. La paz indulgente, la dulce libertad y mi poesía.

Soy cómplice de ese mundo. La eternidad contenida en la belleza de lo indescriptible e irrazonable. Suma de vibraciones y trasgresión infinita. Espacio de acoplamiento de arrebato y frenesí.

© Elías Lira - 1 de Septiembre 2006


Carissima in Deliciis

  • O. Elias Lira
  • Perfil

Amigos Invisibles