BLANCO CÁRDENO
Ráfagas delirantes. Alteridad de una cuidada transmisión de sentires entrelazados, ausentes de fronteras, desperdiciables para hacerme mayor ante ti. Vamos vestidos de armario, nominados por nuestra propia resolución esperando el tiempo que haga falta. Juntos en el escenario de espigas de la tarde. Absortos de las miradas. Tú, nívea legítima heredera y yo triste arlequín violáceo que canta siempre a destiempo. Y repetimos el camino sin cansancio del discurso de los detalles. Como el deseo de desear.
Aron Gia - 14 de Mayo 2009