¡Qué hermosa y qué encantadora eres, amor mío, con todos tus encantos!



PANIAS


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Estupendamente ubicada en las adyacencias del elevado Monte Hermón, Panías era un centro cultural y religioso donde se rendía honor a Pan, antigua divinidad griega de la fertilidad. Frondosos bosques y amplios riachuelos abundan aún en la región que también era conocida como Banías. En el sitio yacen los restos de un templo construido anexado a una cueva o gruta exactamente en la base de una montaña rocosa por cuyo interior corre un río. El rey Herodes hizo construir nichos en honor al dios Pan y su corte de ninfas que incrustados sobresalen desafiantemente en la ladera de la montaña de Panías, asiento característico del sistema de sensualidad del imperio romano.

Dentro del templo, las ninfas de la corte de Pan tenían relaciones sexuales con los hombres visitantes. Allí en la gruta, estos hombres no sólo buscaban placer, sino la obteción de favores de prosperidad para ellos y sus familias. Las ninfas eran hijas de Zeus, representantes de la fecundidad de la naturaleza y habitaban en montañas y bosques, grutas y valles. Las hermosas ninfas velaban por la suerte de los hombres, los cultivos y árboles, los matrimonios y sobretodo las cosechas.

Al río de la gruta se le adjudicaba propiedades sobrenaturales. No solo los hombres, sino también las mujeres eran asiduas visitantes del templo de Panías. Ellas pensaban que bañándose en el río quedarían embarazadas por ángeles.

© Elías Lira - "Sobre las Ninfas de Cesarea de Filipo"


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