Ya no miramos como miraba Copérnico, que intuyó la posición del Sol en el centro del universo sin saber muchas matemáticas; ya no miramos como miraba Galileo, que se atrevió a demostrar lo que Copérnico había intuido; ya no miramos como miraba Kepler, que estableció con precisión las leyes que ninguno de los anteriores tenía capacidad para establecer. Ya no miramos como miraba Newton, cuyos ojos eran una ventana al universo, y ya no miramos como miraba Einstein, que tenía la sencilla mirada de un niño. Y como hemos perdido la capacidad para mirar, ya casi tampoco sabemos escuchar. Así, en vez de la música de las esferas que escucharon todos esos seres universales, estamos escuchando los ‘blues’ de nuestras esperanzas en el atardecer de un paisaje apocalíptico
●(DE PITÁGORAS AL ‘BLUES’ por
Diego Marín Contreras)