S O P H I A
Published Tuesday, September 09, 2008 by O. Elias Lira | E-mail this post
Y desde entonces, esperándote de ágape en ágape sentí que eras mía. Mis labios pronunciando tu nombre, nombre de esperanza y sabiduría. Diminuta. Radiante e inquieta, de olor e imágenes flexibles. La mirada brillante y la sangre en tus venas. Tus hazañas cotidianas entre jersey congelada engalanada mordiendo mi alma en rutinas matinales. Doliéndome, sin llamarte, sonriéndome con tus gestos infinitos de conexiones sensoriales imposibles, la vieja interrogante de cambiar de posición y aplaudir con tus parpados mis entrañas. El hola y los besos tremolantes. Deseándote lejana. Caracoleando la pugna constante. Por eso la criptografía punzante, subjetiva crónica, por eso el olor intenso de tus brazos lechosos de piel canela. Con ojos de vidrio escrutándome sin desvelos, irme contigo deslumbrado por tus caderas de piedra. Morirme contigo en un inútil combate donde no cedes. Amada, atrapada estremecida, comiéndome la vida.
© Aron Gia - 7 Septiembre 2008