Es uno de esos meses inválidos de ocres crecientes. Emplazamiento de cuerpos marchitos en un envoltorio visual de cera en medio de sendas y arbolada. Un heraldo esperado con aroma de líquido refrescante.
Y mis huesos siguen este torbellino errante que colisiona con lo obtuso y desconocido. En las hendiduras de las peñas. En los lagos de aguas negras. En el esplendor de los collados.
Octubre preñado de crepúsculos derretidos, higuera y hojarasca. A veces en soledad. A veces en embeleso. Mes de delirio y huella ●
Elías Lira - 15 Octubre 2006