¡Qué hermosa y qué encantadora eres, amor mío, con todos tus encantos!



Lo Espiritual y lo Material


Espiritual es todo aquello que no resulta afectado o cambiado ni por el espacio ni por el tiempo. No depende de estados emocionales o de lo que pensemos acerca de ello. Es la causa que genera todo el mundo material.

En el plano físico hay leyes que rigen la materia, como es la gravedad. Observamos que cada vez que un objeto entra en el ámbito de dicha fuerza es atraído inexorablemente por ella, hasta que otra fuerza la contrarresta. La actividad de la fuerza de gravedad no depende de lo que creemos o pensemos o sentimos, sino que es objetiva y tiene sus propios códigos. Quien quiera relacionarse con ella positivamente deberá conocer sus parámetros y sólo luego podrá usarla en su beneficio.
La esencia de la fuerza de gravedad se encuentra por encima del mundo material ya que no depende de la voluntad de los hombres. Como en el caso de la gravedad, la esencia del mundo físico tiene su raíz en el plano espiritual.

Las leyes espirituales actúan en todos los planos: físicos, emocionales y mentales, pero sólo percibimos sus consecuencias cuando nos relacionamos con la realidad concientemente. Por el contrario, cuando el hombre se relaciona inconcientemente, sin conocimiento de las leyes que rigen la vida, es como un niño que no tiene conciencia de las consecuencias de sus propios actos ●

Collage by nkimadams. © All rights reserved
(Extracto de La Percepción Judía de la Realidad de Jaim Zukerwar © Fundación Kalnicki-Gross)


YES: And you and I ♪



And you and I climb, crossing the shapes of the morning
And you and I reach over the sun for the river
And you and I climb, clearer, towards the movement
And you and I called over valleys of endless seas.


(Anderson/Bruford/Howe/Squire)


Thanksgiving


Bedroom - photograph by Dan Da Lion
From time to time this feeling would be accelerated by certain events or unanticipated confluences. A spiritual intimacy is everywhere and kindred spirits ember in the broken fragments of the window side. They breathe a low sigh into the world repeating old time tunes. Perhaps, they will wilt under the footsteps of passersby, so then another familiar sound found its way into my ears, flat and distant, as gravity imposed its reliable silent. I scratched for better circles, for eyes of joy that reflect all insatiable crops for the void of reason. I did try to smile, but I could not. Far away in the distance, I could see thunderclouds begin to move

© Elías Lira - 23 Noviembre 2006


MADIRTSAMA


Con esperanzas que cualquiera la desee, la fisonomía de Madirtsama estaba muy cerca del desconcierto. No quiere repetir la experiencia de tener siervos compartidos. De hecho solo le interesaba llorar. Yo no podía escucharla sin sentir un desorden en mis fibras. Sus labios contraídos muestran una demorada y extraña arqueología de largo recorrido y sonidos impronunciables. Nadie sabe qué es lo que susurran sus palabras. Nadie repara en ello.

Ella celebra su desarraigo e inequidad en desaparecer. Esa forma de manifestarse sin ser percibida, de anclar derramando aromas sobrenaturales y desconocidos. Invisibilizada, llena de tristeza, se hizo constructora de su propio destino y es ahora una diosa de yeso, plástico e inmortalidades. Por eso, cada vez que puedo la visito. Y aunque la dulzura, pasión y desgarro transpiran por sus poros hay que decir que los espacios colapsan en cualquier intento por aunar sus demenciales comportamientos.

Una tarde la encontré cabalgando en su hermoso elefante de mosaicos azules:

— ¿Qué buscas? — increpé

— Nada, nada en especial.

Sin perder tiempo me incliné jurándole fidelidad por siempre porque sabía que el mundo no terminaba. A cambio profané sus rincones íntimos y en medio de truenos me fue ofrendada una muestra del carácter de sus pechos y el secreto de la calidez húmeda de su vientre. Al despertar, descubrí su marca indeleble en mi frente. Madirtsama me poseía y yo era exclusivamente para ella.

Un suspiro profundo escapa de mí cada vez que invoco su imagen y desde lo intangible aparece ataviada de madreperlas y canciones. Todos mis amores terrenales han sucumbido, pero el deseo por la presencia de Madirtsama permanece allí y yo la retengo, hasta morir

© Elías Lira - 15 Noviembre 2006





Barrio pantaletas



Decíamos que esas telas finas suspedidas en los alambres hasta el atardecer eran el cielo. Jamás el cura supo nada, eso fue un secreto de niños. Ahora, años después, vivo en el mismo sitio. Cuando mi mujer guinda sus pantaletas, siento una levitación como si viniera del espíritu santo.

Efrén Barazarte



© El Faro - watercolor by Muñe
"Los sueños o la fantasía son nuestro único escape de la realidad. Ellos constituyen otra realidad no menos real. Existe solo un velo entre la realidad y la fantasía. Las fantasías del pasado son las realidades del presente.

Las imágenes exquisitas o agobiantes de nuestra imaginación -los arquetipos- según Carlos Jung; las voces y música de la mente, surgen de una inmensidad para la cual no tenemos nombre".

Beatriz Pineda De Sansone


Los muñequitos que me escribes vitorean su pronta huida conmigo cualquier tarde


Los muñequitos que me escribes en el pizarrón siguen librando esta lucha de ver como se expande el alma. Duelen a muerte ajustando cuentas con sus fantasmas sin escapar cuando tú los ofreces. El secreto de su espacio infinito concilia la paradoja del mare mágnum que los arrebata como piedras y yo los veo invisibles con caras redondas y piernas afiladas. ¿Son estrellas, son idearios, escaldos o planetas? El tiempo los quiere borrar, pero mis delirios son sus muros de vórtices y entramados presidios. Añejan su repentizada existencia y se desnudan ●
Elías Lira - 10 Noviembre 2006




Nubes con Sandalias

Como la tenía de frente podía mirarle los pies. Eran unos pies hermosos: blancos, con los dedos parejitos levemente decrecientes del pulgar al meñique, las uñas limpiecitas, bien limadas y sin nada de barniz, como a mí me gusta.

Sí, lo confieso, lo que más me gusta de una mujer son los pies. Casi siempre cuando conozco a una muchacha tiendo a bajar la vista para mirárselos. Si tiene zapatos cerrados me quedo con la incertidumbre, pero si va en sandalias la experiencia es otra, que puede ser decepcionante o excitante dependiendo de los pies que me toca mirar. De esta manera me he llevado algunas sorpresas: he visto mujeres bellas con unas patas como de ave de rapiña, y a otras no tan agraciadas con pies dignos de tenderse ante ellos para besarlos.

Así eran los que tenía enfrente, pero esta vez la suerte corría parejo porque su dueña también era hermosa. Tenía el rostro sereno, con poco maquillaje, la mirada distraída por encima del mundo que la rodeaba y esas sandalias de tiritas negras que dejaban al descubierto la poética anatomía de sus pies.

Una mujer que recién ha hecho el amor debería caminar con unos pies como los que tenía enfrente. Ella misma debía ser una mujer que hace el amor en silencio y con los ojos cerrados, dejando flotar sus pies en el aire como pequeñas nubecitas con dedos incorporados.

¿Con quién haría el amor? Debía tener un marido, algún amante quizás. Y ellos ¿venerarían esos hermosos pies como los veneraba yo en ese momento? Si yo le hiciera el amor, comenzaría por besar uno a uno aquellos deditos, pasaría luego a la planta y al talón y los besos continuarían su línea ascendente.

"Cuán hermosos son tus pies en las sandalias, hija de príncipe", musitaba como una oración cuando aquellos pies se afianzaron en el piso y el cuerpo que sostenían se levantó y se echó a andar mientras yo los veía alejarse caminando, caminando, caminando, como una mujer que recién ha hecho el amor

(Fragmento del cuento de Manuel Cabesa)



Mi relación con los libros empezó en Brasil y de una manera contradictoria. Con tres años ya estaba muy enfermo con tuberculosis y fui exiliado a la casa de mi abuelo, el padre de mi padre. Tenía muchas tías que leían libros, pero mi abuelo, oficial de caballería, cuando veía a mis tías leer libros decía: "Eso es una mariconada, cosas para mujeres". Por un lado, con tres o cuatro años, para mi abuelo leer era una mariconada, pero mi padre tenía muchos libros y pasaba horas al día leyendo. Yo me sentía muy dividido, no comprendía que mi padre, que era un hombre, se interesara por mariconadas, y que el general de caballería que era su padre le mirara con desprecio cuando le veía leyendo, a mi padre, que tenía treinta años. Después, mi madre me enseñó a leer cuando tenía cuatro años, e intenté comprender aquel misterio, por qué razón mi padre se quedaba leyendo tanto tiempo. Por suerte había una sirvienta en casa de mis abuelos que tenía toda la colección de Corín Tellado, y con cinco años empecé a leerla.

(António Lobo Antunes - "Biblioteca Particular")





O mio babbino caro,
mi piace è bello, bello;
vo'andare in Porta Rossa
a comperar l'anello!
Sì, sì, ci voglio andare!
e se l'amassi invano,
andrei sul Ponte Vecchio,
ma per buttarmi in Arno!
Mi struggo e mi tormento!
O Dio, vorrei morir!

Babbo, pietà, pietà!
Babbo, pietà, pietà!









Tu corazón juega a atrapar sangre
dentro de tus venas.


Yehuda Amijai


Carissima in Deliciis

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